24 de enero de 2022

Doy mucho porque soy mucho

No sé, no sé cuánto tiempo invertí en tratar de entender a la gente que ni siquiera tenían la capacidad de entenderse a ellos mismos. 

Intentar entender sus actitudes, el por qué de una cosa u otra (como buena libra que soy), de vivir pensando que era lo que yo había hecho mal, por que claro... sería muy malo echarle la culpa a otra persona que no fueras tú misma ¿verdad?. 

Paré mi vida. Literalmente. Por esperar a quienes ni querían agarrar la puerta de mi tren aunque fuese el último que quedase para escapar. Yo todavía seguía ahí, creyendo que a mí sí que me esperarían y lo único que hicieron fue correr. 

Correr sin rumbo, sin una meta a la que llegar. Y una se queda sola. Muy sola. Pensando que el problema es ella porque todos se acaban yendo. Tal vez no, tal vez no porque tal vez se van porque no saben qué hacer con tanto. Ese tanto soy yo. 

Doy mucho, porque creo que soy mucho. Porque al final acabas dando todo lo que tienes y no todo el mundo está capacitado para soportar eso. Asusta el compromiso, las ganas de quedarse, de saber que ya no solo eres uno. 

Seguramente haya alguien a quien le afecte si o si de una manera u otra todo lo que hagas. Tiemblan tan solo pensarlo. Y no, no es tu culpa. No es tu culpa por muy extraño o absurdo que parezca. 

Créeme Alice, solo son puntos diferentes de ver la vida y lo que ocurre en ella mezclado con un poco de cobardía. Con mucha diría yo.

Cada uno tiene su propia mirilla, hay quienes se mueren por abrirla y agarrarse a esa puerta, mientras que otros viven deseando no haber tenido que pararse en ninguna. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario