31 de agosto de 2015

Esta noche quiero estar contigo

Hace tiempo creí que nunca iba a volver a sentir esas mariposas dentro de mi estómago.

Pero no, han vuelto, o al menos ahí están nadando en busca de algo. Algo especial. Con que facilidad puedo llegar a enamorarme. Pero ¡alto! tranquila Alice, se como llevar las aguas de mi vida.

Me encanta, me encanta sentirme viva, me encanta el momento que estoy viviendo, me encanta aprender de las personas, me encantas tú.

Creo que nunca había encontrado nadie que se parezca tanto a lo que hoy en día busco. Has dado en el clavo conmigo

Y poco a poco voy construyendo esas ruinas que dejó ese tras su marcha. Pero no iba a ser el único. Ahora con más fuerzas que nunca me dispongo a rehacer la vida que siempre me he merecido tener.

«Con un colchón nos basta, de estufa, corazón, te tengo a ti»

29 de agosto de 2015

28 de agosto de 2015

Vamos a pegarnos como animales

Cómo decirte que estoy harta de esta alcantarilla y de toda esta mierda que nos rodea. Me han enseñado a aguantar todo tipo de putrefacción, incluso cuando no es ni la mía misma. Podría aceptar que hemos cambiado, si no fuese porque al final he decidido que ya no soy la misma rata que conociste. Ahora sueño con otros conductos, y aunque sea la misma mierda, que sea en otro lugar, con otras ratas.
¿Cuánta mugre tenía que soportar nuestro amor?
¿Por qué no puedo decirte simplemente: ‘adiós’?
No deberías jugar tanto, vuelves y vienes sin contar conmigo. Acabaré jugando yo también contigo. A veces le tengo envidia a los fantasmas que mi cabeza pone a tu alrededor, todos aquellos que viven en nuestros recuerdos, que tienen mi forma y te besan, que te tocan, a tu otro yo, también intangible, imposible.
A veces le tengo envidia a mi mente, por poder escapar durante algunos momentos fuera de mi misma.
Resulta ilógico que durante toda mi  infancia me hayan enseñado a ser buena, a no drogarme, a quererme, a hacerlo todo con precaución, a no mentir,  a valorar lo que tengo… Para después valorar a personas que nunca han pensado en mí más que cómo un polvo. Acabé por aprender que hay veces que es necesario sobrepasar esos límites para poder dormir por las noches sin llorar o sin plantearte si estás aprovechando tu vida.
Al final no acabas siendo lo que te enseñan, sino lo que te toca vivir.
Del amor acabé aprendiendo que es más fácil acabar con un idiota que te baje las bragas, que con un hombre que pueda quererte la mitad que tu padre. No creo que sea mala persona, pero he querido demasiadas veces a gusanos, que han acabado llenándome de agujeros, por los que ahora se cuela cualquier estúpido capaz de hacerme sonreír una noche.
Al final todos nos aprovechamos de todos, y lo peor es que eso nos sorprende. 
No soy una princesa, no soy preciosa, no sé que haré conmigo, no soy una flor delicada y me gusta no serlo: Voy a defender mis estúpidos sueños hasta el final, porque es lo único estúpido por lo que vale arriesgarse hoy en día.
Me gusta quemar mi vida, gastar mi tiempo y mis neuronas en cosas que puede que nunca me beneficien, ni que me hagan famosa, ni más increíble, ni más guapa… pero que valgan lo suficiente para hacerme sentir viva. Y que eso te enfade, me gusta.
Me da igual lo que puedas pensar o lo poco que me valores, me das tanto igual que no sé si echarte de menos o acostarme con cualquiera. No sé a quién culpar de esto que nos ha sucedido, si a la sociedad por prometerme una historia de amor irreal, o a mi, por pensar que podía tener algo así de estúpido con alguien tan poco irreal.
Ya basta de echarle la culpa a la sociedad por todo, empecemos a decidir por nosotros mismos qué cloaca nos gusta más para vivir y alejémonos de las ratas que no nos convencen.
Y tú no me gustas nada ya.
No soy una princesa, no quiero un cuento de hadas, no quiero un príncipe que me regale flores;
soy una zorra con cerebro, con una vida normal, hija de la droga, que quiere un hombre real, que le haga el amor un par de veces al día y sea capaz de fregar los platos por sí mismo.
Alguien de verdad, de carne y hueso. Para una mujer de verdad que está cansada de fantasmas.

25 de agosto de 2015

Tú amor

Después de seis años y medio, volvimos.

Nuestra luna expectante esperando nuestro reencuentro. Pensé que no tendrías el valor de asistir a nuestra cita. Pero me equivoque. La verdad que era una situación extraña, no parábamos de mirarnos mientras hablábamos de nuestras experiencias.

Sin quitar ningún sentido de ti pasamos una gran noche.

¿Será un comienzo? o un ¿punto y aparte?


24 de agosto de 2015

EF'15






Una experiencia única, gracias y gracias por regalarme una semana llena de felicidad y alegría. 


9 de agosto de 2015

Sálvame,tu que puedes

La conocí como conoces a ese tipo de personas, sin saber que iba a ser ella y con una voz diciéndome: no la cagues con esta. Pasaron los años, pasó la vida, salió mal. Y así resumo al gran amor de mi vida, la persona que siempre intenté salvar de sí misma y no pudo salvarme de mi mismo. Este es el verdadero final de la vida: Nunca digas nunca, pero nada es para siempre.
Tienes que entenderlo supongo, a todos nos puede pasar, a mí, a ti; nos ha pasado de hecho, es algo más común de lo que pensamos, y sin embargo cuando nos pasa no hacemos nada por evitarlo, dejamos que nos rompa y que nos pueda la situación. Vivimos con riesgo porque sin riesgo no es vida, ni es nada.
Me parece casi imposible, después de algo tan sobrecogedor, de tanta emoción y de tanto sentimiento; después de compartir tanto de uno, volver a tener el control sobre algo en la vida, volver a querer ser el mismo. Ya formamos parte de otra corriente que nos arrastra, hay que nadar muy fuerte para salir y encontrar otra nueva otra vez. Sobretodo cuando una parte de ti había estado en el control de otra persona, aunque ni esa persona lo supiese. Fueron 5 años, sabes, 5 años en los que no supimos hacerlo de la mejor forma, pero fueron nuestros, fueron reales.
Así quise yo a esa chica, dejé que entrase en mi vida totalmente, la quise como si yo fuese el único que pudiese salvarla y ella a mi cómo si no pudiese sobrevivir sin mi. Yo era una persona normal que tenía a sus amigos, a su familia, sus hobbies, y todo eso era mío, yo era mío, mi vida era mía: hasta que ella llegó y poco a poco empezó a ser parte de todo eso que era mío.
Yo decidí compartirlo con ella, porque ella estaba tan alejada de tener una vida propia como yo de no querer dejarla entrar en la mía. Y entró: entro de lleno. La quería en mi. Y cuando se fue me quedé sin saber a dónde mirar, ni a quién llamar. Todo era ya de ella, qué irónico, me quedé sin poderes para salvarme a mi de esa situación.
Ella hizo que yo la protegiese, me hizo creer que yo era la persona que iba a salvarla de todos y de todo en este mundo. Y durante 5 años creí que lo estaba consiguiendo, creí que estaba bien así. Le cedí los derechos de mi vida para demostrarle que podía hacer conmigo lo que quisiese; y eso fue algo que nunca me preocupó porque yo creía que tenía aún el control de mi vida.
Después vino lo típico, pasó el tiempo, el cuento de los niños que crecen: empezamos a vivir juntos y las cosas no fueron bien. Fue ahí cuando ella empezó a olvidarme, cuando comenzó a coger carrerilla, cuando empezó a vivir su vida, a conocerse a sí misma, cuando se encontró; cuando no supo conciliarme en esa nueva etapa.
Ella empezó a ser su verdadera heroínadejó de necesitarme porque se cansó de que siempre la salvaran…
Mi error fue pensar que ella era mía, que yo tenía el control de todo, que siempre iba a estar conmigo para que la salvase, y al final me van a tener que salvar a mi para poder olvidar a esa chica: era ella la que me tenía a mi, siempre fue ella la que me salvó a mi durante todos esos años.
Como me dijiste antes tú, el cambio es una constante de la vida, pero me sentí taaan frustrado conmigo mismo… Yo  había decidido darle toda mi vida en un momento en el que ella no tenía nada, a nadie, y al marcharse me quedé siendo el mismo de siempre, con lo de siempre, pero todo tenía su nombre incrustado. De los dos fui yo el que nunca cambió por miedo a que me dejase y  me dejó por no cambiar cuando ella lo hizo.
La situación me ha llevado a cambiar también, es lógico, el dolor y la desesperación te obligan a hacerlo; a mi me gustaba mi vida de antes, me gustaba el yo de antes, y si te soy sincero, creo que lo que más me gustaba es que me conocía, sabía quién era, no como ahora, que estoy demasiado perdido, no sé quién soy ni qué quiero. He perdido el control.
Si te soy sincero, ahora me gustaría que me salvase alguien, otra persona, un súper héroe de DC o Marvel, alguien que pudiese darme seguridad y matar mis horas muertas. Eso es lo que más miedo y rabia me ha generado en todos estos meses sin ella, no ha sido el no tenerla, -porque eso ha sido dolor y vacío más que nada-, lo que realmente me ha desesperado es el haber estado conmigo a solas tanto tiempo, el haber tenido y tener que aprender a lidiar conmigo mismo cada día, sin nadie. Conocerme ha sido muy duro, conocer a mi yo de ahora, quiero decir.
Matar las horas muertas contigo mismo puede hacer que todo sea un disparate a veces: un dispárate en la cabeza susurrado a ti mismo. Y puedo admitirte que cada vez me soporto mejor.
También están esos días malos y negros absolutos; días en los que aún sueño con ella, si antes quizás sí que era un día malo de verdad, ahora si me pasa, pienso acostado:
“Voy a levantarme de la cama y a hacerme un vaso de leche”.
Hay muchos héroes en la vida real, lo sé, y tú lo sabes también; están en los amigos, están en los padres, en las personas que siguen luchando por cambiar este mundo; en las personas que te educan; pero también están dentro de uno mismo:
son los que nos salvan en silencio día tras día de nosotros mismos.  
Nos ayudan a no caer cuando los demás se van y nos recuerdan que ellos siguen ahí para ti; nos enseñan que a veces es bueno dejarse salvar un poco cuando no tienes fuerzas ni tú mismo para sujetarte, también que nunca debemos olvidarnos que nosotros tenemos también nuestras alas y nuestra propia fuerza para combatir todo lo que esté por venir.
Durante mucho tiempo yo me sentí cómo su héroe, sentí que la había salvado de su mierda de vida anterior, me sentí útil y fuerte a su lado, sentí que por fin alguien valoraba lo que hacía; por eso cuando me dejó, me sentí vacío, sin poderes, sin nada, sentí que quién me salvó, fue ella a mi,
¿Y ahora a quién ayudo? ¿Quien me necesitará ahora? 
La respuesta me la dio el tiempo y el dolor, como siempre que aprendemos algo de verdad: No necesitamos que nadie nos salve, sólo necesitamos salvarnos a nosotros mismos y saber quiénes somos. Nosotros somos las personas que más necesitamos en los peores momentos, el resto es sólo una columna de decorado si tú mismo no eres el pilar central con más fuerza.
Si te soy sincero, ahora mismo lo pienso, y de corazón, me alegra que haya conseguido encontrarse a sí misma. Pero más me alegra saber que yo también me estoy encontrando.Por fin.
Me estoy salvando poco a poco. Por fin.”
Gracias por esta conversación tan sincera y tan llena de vida, aunque esté medio rota, me has enseñado mucho sobre la fuerza interior. Gracias por salvar a alguien tan increíble, a ti mismo. Te quiero, la próxima vez estarás más que salvado, más que recuperado, y feliz. Eres todo un héroe.

4 de agosto de 2015

:



Y aunque nos haga daño
en el fondo nos gusta el peligro,lo prohibido, lo complicado,lo tentador..

2 de agosto de 2015

Robame

1 de agosto de 2015

Golondrinas.

"Dicen que si bebes o te bañas en el agua del mar, se te curan las heridas, o al menos las sana y desintoxica.

Que es aliviante, vamos.

En este caso, nunca pensé que un adiós fuese algo que pudiera llegar a  aliviarme, nunca creí que aunque fuese de verdad, un beso con tanta sal, de despedida,acabaría con tanto dolor.
Lo sé desde hace unos días,ha llegado una marea nueva a mi desajustada vida para sanar todos los huecos por los que me desangro desde hace tiempo.

Los fantasmas que me perturbaban aquí,a 500 kilómetros de ti,recogen poco a poco sus maletas,para llevárselas y no volver más, dicen.Para marcharse muy lejos, susurran.
Cuidado, te diriges a miles de horizontes,esta vez sin mi, abre bien las alas.

“No eres la chica de la que me enamoré"

Probablemente nunca más pueda volver a ser ella,no recuerdo ya como era tener 15 años ni siquiera.Después de tantas veces que lo hablamos no puedes decirme eso, lo sabes,
sabes de sobra que nunca somos los mismos pasado el tiempo: el amor se acaba convirtiendo en un viejo conocido que desemboca en manos y labios de un desconocido, un desconocido con el que hemos convivido demasiadas guerras y perdido infinitas batallas.

Somos viejos guerreros, capitanes de un ejército de flores muertas. Hemos querido luchar demasiado y tras tantas tormentas,enterramos por fin el hacha de guerra,sin treguas,sin despedidas.

Es hora de despedirnos de estas austeras tierras, deshojadas de todas las flores que crecieron en ellas,en las que en otros tiempos quizás hubiesen podido hacerle frente a los maravillosos jardines Elíseos o a los cálidos tulipanes de los campos holandeses.Pero no, maldito reloj de la vida, no, esta guerra la perdió el tiempo,ni nosotros podemos combatir el cambio constante de la vida,demasiados horizontes heridos a nuestros pies para seguir adelante arrastrándolos.

No, sé de sobra que nunca volveremos a enamorarnos otra vez,nunca volveremos a ser aquellos que éramos. Nos enamoramos demasiado pronto,cuando aún ni nosotros sabíamos quiénes éramos.

Así es el amor de la niñez, magia,hasta que te enseñan el truco, y cuando consigues aprendértelo todo se evapora,el sabor que te queda en la boca es el de un sueño infranqueable,perdido entre las jaulas doradas que rodean los años de la niñez. Un mago nunca debe revelar sus secretos... y entre nosotros ya no quedaba ningún truco de magia nuevo.

Tuvimos la suerte de encontrarnos en un lugar perdido del mundo,aislados de las ciudades,
rodeados por el mar. Gracias a esto crecimos soñando con volare ir más allá (algún día) de las líneas de todos esos horizontes. Soñamos con ser grandes juntos,con ser aquellas golondrinas de Bécquer,que siempre vuelven, que siempre vuelan.

Pero acabamos siendo nosotros mismos,sin idealizaciones, sin magia, desnudos...Y eso nos asustó.

La última vez que nos miramos,desnudos,a los ojos,no nos reconocimos.Y fue ahí cuando lo supimos,las puertas de esta jaula estaban abiertas desde hacía tiempo,los niños que estaban dentro se habían ido, habían crecido y querían salir fuera a vivir otra vida,con otros pájaros, en otras guerras,en otros horizontes.

Volar en otros cielos, lejos de nosotros, de nuestros barrotes.

Nuestro amor fue crudo y mágico,lo encarcelamos en los sueños de las personas que nos habría gustado haber sido. Lo pienso y me hace gracia lo desgarrador que es el paso del tiempo, pensar en cómo pudimos haber querido alguna vez volar por los mismos horizontes, cruzar los bordes de las mismas galaxias,nosotros,que ya no perseguimos ni los mismos sueños.

Al final, puede que todos estos libros escritos por nosotros y todas estas batallas en las que sangramos en carne viva durante largas noches,nunca formen parte de la literatura universal,ni estén históricamente reconocidos,puede que al final tengamos que conformarnos con este amargo olvido,y abandonar nuestra jaula de barrotes roídos,oxidados,ruinas griegas de nuestra infancia.

Al final de nuestro amor sólo nos queda la piel impregnada de sal seca,proveniente de miles de sequías,dónde en otros tiempos se extendieron infinitos mares y océanos;y el gris más profundo de las cenizas,después de una hoguera en la madrugada de un 24 de Junio.

El amor y el mar se nos quedó demasiado grande,demasiado corto,demasiada sal.

Al final acabamos siendo golondrinas, quizás de las que retornan,pero tú en verano y yo en invierno,en otros lugares,con otros pájaros.

El problema fue la vida, que pasó ante nuestros ojos,eran demasiados barrotes ya para ser tan golondrinas.

Cuántos cielos nos quedan aún por recorrer,cuántos vuelos en los límites de los precipicios nos quedan por vivir,Y tanto por volar...Al final sólo seremos una leyenda,algo que se cuenta sobre aquella vieja,dorada y roída jaula de barrotes.

Ahí, dónde alguna vez nuestros sueños
fueron el mismo,
fue el mismo:
el de nuestros cuerpos volviéndose jaula
si uno de los dos se iba volando y nunca más regresaba."


Hasta siempre, golondrina.