Está cansada de sus estados de ánimos inmediatos, tan derrepente. Para variar, se encuentra desganada, le da tanto miedo expresar todo lo que le inquieta cada invierno, qué pesada. Siempre es lo mismo, las mismas historias, las mismas sensaciones estúpidas e irrevocables. Siempre se encuentra mal por alguien, por una persona, estoy cansada de decirle que ya llegará, que ya te querrá, que te despreocupes de los demás que vivas tu, que sientas tu.
No intenta dar pena, para nada, si no que se siente gris. Está quizás harta de las mismas caras, de las mismas nubes, hasta de la misma luna.
(No, ella la ama, podría permitirme decir que es lo que hasta ahora más quiere).
Que le hace falta, claro que que si. Su calor, y su sonrisa, su aroma y su paciencia, su sabiduría y su estupidez, su inquietud y su querer.
No lo tiene, ella no piensa que no lo va a tener, es imposible, creo. No es tan mala, ni mucho menos su corazón. Cree que sí que llegará, lo lleva creyendo días, meses, años y le cansa.
Lo necesita, una fuerza mayor lo requiere, pero por mucho que pida, no se concede. Quizás sea eso lo que más le inquiete a Alice, parte de su vida le conlleva a eso, por desgracia es en lo único que piensa y es lo único que le falta.
Conociéndola, mañana no le dará importancia esto, o mejor, pasado. Su bipolaridad la tiene más que descolocada.

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