Tiene este mes clavado entre las costillas, este mes jodido por las cuatro esquinas y sus treinta y un días. Días rotos, un otoño que no se siente y canciones olvidadas en algún bolsillo del pantalón. Su historia va de trenes que no llegan, noches de golpes y heridas, de sueños que se perdieron entre caída y caída.
Le tiembla cada rincón del cuerpo porque está congelada, no por las caricias ni los besos en el cuello. Cómo ha cambiado todo.
Que parece que le falta algo si no te ve y se refugia en sus palabras para que veas un poquito de lo que tiene dentro, aunque te de lo mismo. Aunque te importe un poco...o mucho.
Te podría decir que busca perderse en otro ojos, pero parece que ninguno está a la altura y sigue con tu mirada clavada en el alma, aunque le joda.
Que sus labios rojos no dibujan la sonrisa de siempre. Que está perdida y no se encuentra.
Ella ya no está.
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