16 de junio de 2011

Ni lo intentes













































No era de esas que adoraban la soledad, pero sí le gustaba pasar largos ratos a solas.
Y en una de esas tardes encerrada en sí misma, tumbada en la cama con los pies en la almohada, bocarriba, pretendiendo leer un libro, se sintió feliz. Y así, por fin lo entendió, y abrió los ojos.
La felicidad radica en nosotros, tan solo debemos tener el valor de perseguir nuestros sueños. Pero sobre todo, jamás debemos olvidarnos de ser nosotros mismos.Olvidarse de los malos ratos, jamás, queda totalmente prohibido mirar atrás, eso dice mi profesora de Griego. Yo, le haré caso.

2 comentarios: