Veo las calles vacías. No veo gente. No veo coches ni guaguas. No oigo a los transeúntes y no veo su felicidad disparándose por todos los lados de la acera. Miro al suelo y veo cómo mis pisadas hacen huella en la calle. El suelo se derrite bajo mis pies. Es primavera. Me da igual. No oigo. No veo. Quiero correr pero mis pies están quietos. quiero correr y gritar con una sola excusa. Liberarme. Quizás liberarme siendo feliz. Escucho tu voz en la voz de otras personas. Te huelo en el olor de otras personas y tu imagen se planta ante mí cada vez que estoy a punto de chocarme con alguien, por ir a todo menos a la ciudad. Oigo tu nombre y me giro, pero no estás. Permanezco atada a los recuerdos, esperando el milagro de que sucedan de nuevo. Todo sigue igual. Aquí dentro todo sigue igual.Digo que no, que se esfuman como humo de tabaco, que es mejor dejarlo como está, mi cerebro lo ordena, el corazón se revela. 
 
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